lunes, 19 de abril de 2010

¿Y el hospital de Macri en Villa Lugano?

Crónica de un barrio enfermo por la política oportunista

Cuando parecía que todo estaba dado para que al fin el barrio de Lugano tuviera un hospital, nuevamente, el proyecto quedó por la mitad. La cuenta pendiente se remonta a 1955, año en el que el Golpe de Estado de la Revolución Libertadora, que derrocó al Partido Justicialista, truncó al hospital el “elefante blanco” que había empezado a construirse en la primera presidencia de Juan Domingo Perón (1947–1955). Hoy, aquel proyecto del peronismo es sólo una estructura resquebrajada en medio de la villa 15 (más conocida como Ciudad Oculta) donde en su primer piso se dan vacunas y funciona un comedor de la Asociación Madres Plaza de Mayo.
Luego de muchos trámites, promesas y reclamos, los vecinos del barrio mas relegado de la Ciudad de Buenos Aires lograron en 1994 la ordenanza 41795 que exige la construcción de un Hospital de Agudos. Ya en 2005, la Legislatura Porteña dictó la Ley 1769 que obliga al Poder Ejecutivo a la construcción de un Hospital en Lugano que debería haber finalizado la primera parte de la obra total en un plazo de 120 días, después de firmarse el convenio.
En 2007, en una de sus visitas a Villa Lugano, en plena campaña –claro-, Mauricio Macri prometió construir el tan ansiado hospital público. Fuera del tiempo predeterminado, en abril de 2009, el Jefe de Gobierno porteño -en vísperas de las elecciones legislativas en las cuales el PRO, partido que lidera, pujaba para conseguir más bancas- volvió al popular barrio para inaugurar el Centro de Atención Primaria de Alta Resolución Cecilia Grierson, ubicado dentro del predio del Parque de la Ciudad (entre las avenidas Cruz, Escalada y Roca). En las palabras de este empresario y político, la idea de este emprendimiento era “otorgarle a la zona sur, los mismos beneficios que a la zona norte y que al centro”. Pero fiel a su ideología privatista y elitista, el edificio cumplió su objetivo principal: el de conseguir el 30 por ciento de votantes de Villa Lugano para que el PRO salga victorioso en las elecciones legislativas. ¿Y la salud de los humildes? Bien, gracias.



El Centro permaneció cerrado durante octubre último y en algunos días de este año y el pasado por falta de pagos. El personal del SAME que debería ser permanente estuvo presente con sólo dos ambulancias durante la inauguración, la parte odontológica no funciona por falta de instrumentos necesarios, los costosos aparatos de rayos no pueden ser utilizados porque las paredes no están emplomadas y no hay un sistema eléctrico adecuado y, entre muchas otras carencias, ni siquiera se consiguen vacunas.
¿Y la gente? Esos más de 90 mil habitantes del barrio que carecen de obra social, hoy ven la fachada de un Centro que desde un principio no cumplía las expectativas y que una vez puesto en marcha empeoró.



Al parecer, a medio siglo de aquel primer intento de Perón, los vecinos siguen viendo como una utopía el servicio de salud merecido. Sin embargo, todavía se está a tiempo de que funcione correctamente y de que Villa Lugano tenga el hospital que históricamente se le ha negado. Quizás, el sagaz Mauricio lo recuerde para las próximas elecciones.


Andrés Petruccelli, Ignacio Moras, Juan Ignacio Viñuela