lunes, 10 de mayo de 2010

No nos olvidemos de Julio López



A más de treinta años del último Golpe de Estado, y habiéndose derogado las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, el ex comisario Miguel Etchecolatz fue el primer acusado por genocidio. Jorge Julio López era querellante en la causa y sin duda un testigo clave, ya que con sus declaraciones involucraba a por lo menos 62 militares y policías. El 18 de septiembre de 2006, era el día de los alegatos. Julio tenía que estar a las 10 en la sala del Tribunal que presidía el juez Carlos Rozanski. Pero no llegó. Desde ese instante, López desaparecía por segunda vez, aunque en plena democracia y durante el mandato de quien se había denominado "Presidente de los Derechos Humanos”, Néstor Kirchner.



El hombre. Julio López es sin dudas un tipo con muchas agallas. Albañil y ex militante de base peronista barrial, su primera desaparición fue desde octubre de 1976 hasta junio de 1979, durante el nefasto Proceso de Reorganización Nacional. En 2006, a sus 77 años se presentó a declarar “por los compañeros” contra el represor que comandó la patota que lo había secuestrado y torturado treinta años atrás: Miguel Etchecolatz, Director de Investigaciones de la Provincia de Buenos Aires y encargado de uno de los centros de detención clandestinos y mano derecha del ex General Ramón Camps.
La búsqueda. El gobierno bonaerense elevó una recompensa pública de 200 mil pesos para quien brindara información sobre su paradero y hacia el 2007 esa cifra se elevaba hasta el millón. Se lanzaron al aire numerosos avisos televisivos, radiales, en medios gráficos, etcétera dando cuenta del hecho de su desaparición y de su fotografía. Se llegó incluso a enviar mensajes de texto a todos los teléfonos celulares solicitando colaboración para su búsqueda. Sin embargo, los esfuerzos del gobierno nacional, tanto como los del gobierno provincial fueron insuficientes.
Las hipótesis. Durante los primeros meses la causa siguió una línea de investigación tendiente a instalar la idea de que López había decidido ausentarse o que se había extraviado por el impacto emocional que le había provocado testimoniar contra su torturador. Pero fue totalmente descartada.
Recién un año después se relacionó la desaparición con un ex secretario de Etchecolatz. Los investigadores notaron una extraña presencia alrededor de López en una fotografía de una reunión de la que había participado el testigo clave, prueba aportada por los organismos de Derechos Humanos. Esa compañía no era otra que la de Oscar Raúl Chicano, mano derecha del represor condenado el año pasado a cadena perpetua.

El significado. La desaparición de Jorge Julio López, fue sin duda una mojada de oreja por parte de los grupos fascistas que aún se encuentran en Argentina para un Gobierno que decidió darles su merecido castigo. Sin embargo, los juicios, aunque lentamente, se siguieron sucediendo -incluso Etchecolatz fue condenado a cadena a perpetua-. Para acabar finalmente con toda la malaria de la dictadura militar, es imprescindible su aparición con vida.